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EL CAMBIO

Año 1 , Número 60

   
   

   
   

Hoy en día en todo el mundo, pero en especial en México, necesitamos un cambio, superar todas aquellas situaciones de desequilibrio presentes en nuestras vidas. Para ello tenemos que empezar por cambiar nosotros mismos como individuos dentro de un espacio en donde uno se mueve entre lo que sabe y lo que aprende. La cuestión es “el saber hacer”, algo que tiene que ver con nuestra vida y a la vez con la vida de quienes nos rodean.

Por: María A. Palacios


Cambiar es incluir, tomar en cuenta y pensar en el desarrollo en términos de humanidad, recordar que todos somos individuos capaces de resolver, crear, aprender, enseñar, etc. Somos individuos de una sociedad con la capacidad de combinar cada una de nuestras acciones de forma no común, pero sí con un fin común: el cambio.

Entre todos podemos lograr que los más pobres y necesitados dejen de estar al margen de la sociedad para ocupar un lugar en ella. Cada día pensemos que todos somos iguales y dejemos de mirar hacia abajo, sólo hagámoslo de frente, con el orgullo de ser lo que todos en conjunto somos: seres humanos. Aprendamos a tenernos respeto unos a otros, a percibir con emoción los logros de quienes están cerca.

El cambio necesita de una lucha constante y ardua, con la disposición de reformar nuestras propias conductas, luchar para todos pero no en contra unos de otros.

Debemos de tener y de respetar reglas de convivencia, en las que la competitividad se de pero en favor de todos y cada uno de quienes formamos nuestra sociedad: sólo si tenemos voluntad podremos lograr el cambio.

¿Por qué no empezar por ser buenos padres, caminar junto a nuestros hijos, agregándoles a sus vidas alegría, comprensión, aceptación?; ayudarlos día a día a adaptarse al mundo, sin máscaras con el placer de sentir, de pensar, de escuchar, de mirar; no sólo por él mismo, sino por todos los demás. Ayudarlo a aceptar su vida y su realidad, pero con un principio: “el principio de ser mejor”; de crear y transformar, de desechar lo que no sirve con la alternativa de ser y hacer algo por el bienestar de todos.

Nuestros hijos, como sujetos en desarrollo y formación, se encuentran en un ir y venir que oscila entre lo que el niño es y puede llegar a ser. En la medida en que nosotros como adultos fomentemos la comunicación y el respeto nuestros hijos tendrán la capacidad y la alternativa de encontrar la confianza en ellos mismos para ser hombres con sentido común y con el “dogma del progreso para todos”.

El cambio empezará cuando no olvidemos decir: “gracias, por favor, con permiso, disculpe....” Cuando todos de verdad queramos terminar con lo que no es correcto, desafiando con acciones solidarias todas aquellas situaciones que nos llevan a la disparidad en la sociedad en la que vivimos.

Teniendo responsabilidad social, conciencia, disposición y respeto, es como llegaremos a una igualdad de oportunidades que por derecho humano nos corresponden a todos.

Con voluntad de cambio y confianza en nosotros mismos lo lograremos........

   
     
   
       
  

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